agosto 20, 2009

[crónica de cartulina]



Son esas partes que podemos armar tantas veces elevadas al cuadrado o a la insistencia, son situaciones que nos causaran mil risas cuando hay que reir nomás, con toda la chispa, con todo el mate, con todo el brillo, con todo el cha, cha, chaaa de cada día___si alguna ves estamos más perdidas que todo lo que se pierde okupando los espacios__ nacerá la convicción de no desalojar el lugar correspondido porque la infancia crece, junto con todo. Ahora los zapatitos de charol son más que un calzado perfecto para soñar con calcetitas de vuelos (¡al aire!) elevadas con los cuentos que no completan la historia porque continúa con otros preludios hasta desaparecer la señal. Solemos olvidar extrañar, es que son extra-años de aparecer, reaparecer, reinventar y recrear la permanencia, a veces lejos y otras más cerca con las máximas equivocaciones posibles- adelante la equivocación- con toda la vocación de hacer las cosas imperfectas. Nunca la primavera fue más inquieta que el viento y el alma más despierta que un sueño, entre dormidas armaremos el puzzle, de cuando en cuando como dicten los pasos.

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